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Alaska, ese terreno baldío. El territorio de Alaska fue región rusa desde 1779. Esta, sólo resultaba atractiva por las pieles, ya que realmente, era un terreno estéril, improductivo y alejado, por el que no merecía la pena un esfuerzo económico. De hecho, eran muy pocas las colonias rusas establecidas aquí (en la época de su venta llegaban escasamente a 700 colonos), lo que hacía imposible su defensa ante posibles ataques británicos.En vista de la poco favorable situación económica del Imperio zarista, y el temor a perder este territorio a manos de los ingleses, sin obtener nada a cambio, el Zar Alejandro II decide ponerla en venta, encomendando tal labor a Eduard Andréyevich Stekl.
Comprando y vendiendo territorios. William Henry Seward, secretario del Senado estadounidense, llegó a un acuerdo con Eduard Andréyevich Stekl, de que compraría Alaska por 7,2 millones de dólares. Para que se hagan una idea, por aquellos mismos años, construir el edificio de la Corte en Nueva York, costó unos 11 millones de dólares, un poco más del precio de la compra-venta de Alaska. Los gobiernos de ambos países pensaron que habían hecho un muy buen trato, el Imperio zarista necesitaba dinero y al mismo tiempo se deshacía de un problema y a su vez, EEUU además de poder expandirse, tendría la oportunidad de apertura de comercio con Asia. Sin embargo, a la compra de Seward, no tardaron en llegarle críticas, los estadounidenses no entendían ese derroche de dinero, la compra de un terreno con el que no se hacía frontera y con pocas posibilidades de desarrollo, llegándolo a calificar como la "Locura de Seward" o el "nuevo frigorífico nacional"; ya que en un primer momento, el mayor beneficio que se obtenía de Alaska, era su hielo, utilizado por los estadounidenses para conservar sus alimentos.
De Alaska inútil a Alaska indispensable. En la década de 1890, cambia por completo esta percepción de los estadounidenses; se encuentra oro, las críticas cesan. Pero por si fuera poco, el mayor descubrimiento estaba aún por llegar, en Alaska había petróleo, convirtiéndola en una joya por explotar. Se estima que la cifra puede rondar entorno a los 10 millones de barriles de brent (1barril de brent = 159 litros), estas reservas petroleras podrían alcanzar hasta 2050 para EEUU. Alaska pasó de ser un territorio baldío, a un rico yacimiento en recursos naturales: madera, carbón, cobre, oro, y petróleo, además de su salmón y sus pieles.
Un negocio inmejorable, se mire por donde se mire. Lo que en su momento pareció una locura, resultó ser un gran negocio
para Estados Unidos, pues hoy en día Alaska produce el 25% del
petróleo estadounidense y posee el 30% de sus reservas petrolíferas.
¿Qué sería hoy de ellos sin su estado número 49?
Esa Alaska que incluso la España de Carlos III intentó colonizar
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